(01) El empréstito Baring.
(02) Artículos relacionados.
(03) Fuentes.
_________________________________________________________________________
El
empréstito Baring
Bernardino Rivadavia fue el inventor local de “la
deuda eterna”. En 1824, siendo Ministro de Gobierno de la Provincia de
Buenos Aires, autorizó pedir un préstamo a la Baring Brothers (Inglaterra)
por un millón de libras esterlinas. Este préstamo fue impuesto como parte
de la estrategia geopolítica de dominación de Gran Bretaña, para
condicionarnos económicamente e impedir nuestro crecimiento como Nación
independiente. Respondió más a las necesidades inglesas de asegurarse la
subordinación colonial que a necesidades locales.
El argumento para pedir
el préstamo fue el supuesto propósito de construir un puerto, fundar
ciudades y dar aguas corrientes a Bs.As. (nada de eso se hizo finalmente).
Con algunas honrosas excepciones y resistencias, se aprobó pedido y se
autorizo a un ”consorcio” (Guillermo y Juan Parish Roberston, Braulio
costa, Miguel Siglos y J. Pablo Sáenz Valiente) para negociarlo en Londres
al 70 % de su valor. La estafa era tan evidente que el principal banquero
ingles (Nathan Rostschild) se abstuvo de participar, y finalmente se
negoció con la casa Baring. El país se comprometió por una deuda de
1.000.000 de Libras al 6 % de interés anual garantizadas con rentas y
hasta con tierra pública. Del millón de Libras se descontó la comisión del
“consorcio” (120.000), intereses y “servicios” adelantados, quedando en
definitiva un saldo de 560.000 Libras, que debía recibir Bs.As. por el
1.000.000 que se endeudaba. Cuando el gobierno reclama el envío del
dinero, Baring remite 2.000 en monedas de oro, 62.000 en letras de cambio
(papelitos) y propone por “prudencia de mandar dinero a tanta distancia”,
dejar depositado en su banco los 500.000 restantes, pagando 3 % de interés
anual. (Un negocio redondo. Pedir dinero, al 6 % y prestarlo al 3 % “al
mismo prestamista”) Ni se construyó el puerto ni se puso un solo caño en
Bs.As. Se pago catorce veces la deuda, hasta cancelarla en 1.904.
Los Hermanos Baring no eran solamente banqueros, sino
funcionarios de los organismos de la política imperial: la Tesorería
Británica, el Ministerio de Hacienda, y de la Compañía de Indias.
Rivadavia garantizó el pago de esa deuda con las tierras públicas de
Buenos Aires (Ley de enfiteusis). Posteriormente extendió la garantía
hipotecaria a todas las tierras públicas de la Nación. (“quedan
especialmente afectadas al pago de la deuda nacional, la tierra y demás
bienes inmuebles de propiedad pública cuya enajenación se prohíbe”).Ya no
pudieron venderse tierras públicas con fines de colonización.
Con el mismo propósito el
Imperio Británico concedió préstamos a varios países latinoamericanos
(México, Colombia, Chile, Perú, Centroamérica) que se estaban
independizando de España. Firmaron, también, “acuerdos de comercio y
amistad recíprocos”, que otorgaron beneficios a los comerciantes ingleses
que dominaban en esas regiones.
Como era lógico suponer,
faltó dinero para pagar esa deuda. En consecuencia, en 1828 se liquidó la
escuadra naval y se dieron en pago dos fragatas que se estaban
construyendo en Inglaterra. De este modo, cuando se produjo la usurpación
de las Malvinas por los ingleses, cinco años más tarde, no hubo fuerza
naval para contrarrestarla. Obviamente, esto estuvo planificado por los
acreedores, y su cómplice, Rivadavia. Los mismos ingleses, admitieron el
carácter fraudulento de esta negociación. Ferdinand White, espía inglés,
enviado por la Baring al Río de la Plata, condenó los aspectos delictuosos
de este acuerdo. Fue una operación usurera, un acto de saqueo y sumisión y
el primer acto de corrupción ligado a la deuda externa. Según Scalabrini
Ortiz, de la suma recibida, sólo llegaron al Río de la Plata en oro, como
estaba convenido, el 4% de lo pactado, o sean 20.678 libras.
El primer negociador del
empréstito Baring fue Manuel José García, ministro de Hacienda de Martín
Rodríguez, gobernador de Buenos Aires de 1821 a 1824. Rivadavia, también
fue ministro de este gobierno. García utilizó toda su influencia, para que
se perdiera el Alto Perú. Fue agente de Rivadavia, cuando se pactó la
entrega de la Banda Oriental al Emperador de Brasil. Llevó adelante una
política antinacional que favoreció los intereses británicos. Fue por esa
época que el ministro inglés dijera “América española es libre y si
sabemos actuar con habilidad será nuestra” (George Canning, después de
reconocer la independencia de las colonias latinoamericanas en la época en
que el grupo rivadaviano concertaba el primer empréstito con la Baring)
(Historia universal. Editorial Daimon) Rivadavia hacía “oídos
sordos”.
En el
conflicto de la Confederación con el Imperio, Argentina había vencido a
brasil en Ituzaingo, y faltaba el empujón final. Alvear quería llegar
hasta Río de Janeiro, pero los ingleses tenían otros planes. la
“Federación del Uruguay”. Era un proyecto británico para formar un Estado
reuniendo a la Banda Oriental, Río Grande, Entre Ríos, Corrientes y
Paraguay, que compensara el poderío de la Confederación y del Imperio.
Rivadavia, más interesado en el negocio con los ingleses y en someter al
interior, hizo regresar el ejército y firmar un tratado vergonzoso a
través de García. Las provincias del interior querían terminar una guerra
ya ganada, pero Rivadavia estaba más interesado en sus negocios mineros
con los ingleses, que en su patria, y prefiere que regrese el ejercito
para imponer “la organización a palos” en el interior, aun a costa de
ceder la Banda Oriental. Prevalecen las palabras del ministro Agüero de
“la paz a cualquier precio” Los federales piden el gobierno y que les
dejen a ellos el peso de la guerra pero Rivadavia prefería perder la
guerra y la banda oriental, antes que dejarle el gobierno a los federales.
e instruye a García para que vaya a Río de Janeiro a terminar la guerra “a
cualquier precio”. Fue un arreglo tan vergonzoso que ante la indignación
popular Rivadavia intentó usar a García de chivo expiatorio: “no solo ha
traspasado sus instrucciones sino contravenido a la letra y espíritu de
ellas” que ”destruye el honor nacional y ataca la intendencia y todos los
intereses de la República” e intenta desconocer el arreglo.
“El tribuno”, de Dorrego, publica el “Reports” del capitán Head y
la correspondencia entre éste y Rivadavia sobre el escandaloso negociado
de las minas del Famatina. Se da cuenta de los sueldos según “libros” de
la Mining a Rivadavia, las comisiones, trafico de influencias, etc. (Para
mas detalles ver JM Rosa Hist.Arg. t IV)
Rivadavia no puede tapar tanta mugre con un pañuelo, y
renuncia verborrágicamente:
“Me es penoso no poder exponer a la
faz del mundo los motivos que justifican mi irrevocable decisión (también, como para exponer
al mundo “los motivos”!!!)...He dado a la patria días de gloria (¿?)…he
sostenido hasta el último punto la honra y dignidad de la Nación (menos la
honra propia)…Dificultades de nuevo orden que no me fue dado prever (¿?)
han venido a convencerme de que mis servicios no pueden en lo sucesivo
serle de utilidad alguna (le habrán sido alguna
vez?)...sensible es no poder satisfacer al mundo de los motivos
irresistibles que justifican esta decidida resolución...(bla bla
bla)Quizás hoy no se hará justicia a la nobleza y sinceridad de mis
sentimientos, mas yo cuento con que al menos me hará algún día la
posteridad, me hará la historia” (¿Sabría anticipadamente
que Mitre y Sarmiento se ocuparían de la historia
?)
Dorrego quiere
seguir la guerra a toda costa pero hasta el banco de la provincia
(manejado por intereses y accionistas ingleses) le niega todo crédito.
Regresado el ejército, Lavalle derroca ilegalmente a Dorrego
y lo fusila (incentivado por unitarios, del
Carril entre ellos)
En semejantes circunstancias llega San Martín
de Europa (embarcado por precaución con el apellido materno) a Montevideo
y se entera del fusilamiento de Dorrego. San Martín es mal recibido, y Paz
(gobernador interino) le escribe a Lavalle (que está en campaña)
:”Calcule Ud las consecuencias de una aparición tan
repentina”.
Desacreditados los
revolucionarios “Decembristas”, le ofrecen a San Martín el Gobierno, para
“salvar la revolución con su prestigio”, pero San Martín se rehúsa a
aceptar, y en carta a O´Higgins le explica los motivos:
“El
objeto de Lavalle era el que yo me encargase del mando del ejército y
provincia de Buenos Aires y transase con las demás provincias a fin de
garantizar a los autores del movimiento del 1 de diciembre. Pero Usted
reconocerá que en el estado de exaltación a que han llegado las pasiones,
era absolutamente imposible reunir los partidos en cuestión, sin que quede
otro arbitrio que el exterminio de uno de ellos. Los autores del
movimiento del 1 de diciembre son Rivadavia y sus satélites y a Ud le
consta los inmensos males que estos hombres le han hecho no solo a este
país sino al resto de América con su infernal conducta; si mi alma fuese
tan despreciable como las suyas yo aprovecharía esta ocasión para vengarme
de las persecuciones que mi honor ha sufrido de estos hombres, pero es
necesario enseñarles la diferencia que hay entre un hombre de bien y un
malvado” (J. de San
Martín)
A pesar de
todo esto, Rivadavia figurará como un “ciudadano ilustre” y su nombre
figurará en calles, pueblos, ciudades y sillones.
¿Qué pensaba San martín sobre Rivadavia? O’Higgins, en una
carta que escribió en 1828 a San Martín define a Rivadavia, como “el hombre más criminal que ha
producido el pueblo argentino”.
San Martín, con motivo
del fusilamiento de Dorrego, se expresó de la siguiente manera:
“Los autores del
movimiento del 1º de Diciembre,- se refiere al fusilamiento de Dorrego -
son Rivadavia y sus satélites y a usted le consta los inmensos males que
estos hombres han hecho, no sólo al país, sino al resto de América, con
“su infernal conducta.”... ...“En nombre de vuestros propios intereses os
ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por vuestra salud, de
los que meditan vuestra ruina…”
Rivadavia no fue ”El hombre de
Estado más grande del mundo”, (según Mitre) sino ”El de “Infernal
conducta”, (según San Martín)
Artículos
relacionados:
- Bernardino
Rivadavia
- Tratado de 1825 con Inglaterra
- El
libre comercio
- Pacto
Roca-Runciman
- Rosas
y la deuda
- San Martin y Rivadavia
La Gazeta Federal en Facebook
Fuente: www.lagazeta.com.ar